Especulaciones
Decía el escritor Arthur C. Clarke, uno de los tres grandes de la ciencia ficción, que la tecnología, cuando es lo suficientemente avanzada, resulta indistinguible de la magia. Lo mismo se podría decir de la física, la psiquiatría, la neurología, muchos aspectos de la ciencia en general. Cuando uno se adentra lo suficiente, y alcanza los campos de la incertidumbre, como la famosa mecánica cuántica, o la investigación acerca del cerebro humano, es decir, entramos dentro de lo que no se ha demostrado o sencillamente no se puede demostrar, nos sumergimos prácticamente en un terreno que linda casi con lo mágico y desde luego con la especulación. En este contexto, la pregunta que me formulo es: ¿cuál ha de ser el límite del escepticismo? Antes resultaba muy fácil. Bastaba con decir: No creo en lo que no veo. Pero por supuesto eso sería como decir que no creo en los electrones, en los protones, en los neutrones, en la dualidad onda-corpúsculo de los fotones, y sin embargo, se han bara