Predeterminación
Casi podría entenderse como un relato de miedo. En los últimos años se han barajado experimentos, digamos, inquietantes, y cuando digo inquietantes no me refiero a sobrepasar los límites de la ética hacia la destrucción física y moral del individuo, aquello tan terrible de lo que fue tan tristemente célebre el siglo pasado. Sino que, dentro de la moral, nos informan de resultados poco tranquilizadores. Resulta que el cuerpo comienza a prepararse para determinadas situaciones antes de que la consciencia tome decisiones con respecto a las mismas. Dicho de otro modo. Los músculos se ponen en tensión antes que la consciencia, esa voz por la que hablamos, por la que discurrimos, por la que pensamos, haya tomado la orden consciente de moverse; o se producen reacciones emocionales previamente a que la consciencia se haya percatado siquiera del asunto. Por supuesto que ahora cabría dilucidar o dudar acerca de las condiciones en las que se desarrollaron estos experimentos. ¿Sobre qué circun